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Capítulo I




Lake Charles (Luisiana) cuatro meses después.


De espaldas al espejo y mirando sobre su hombro, Godrimatt no podía creer lo que sus ojos veían. El Skar, el árbol de la vida, estaba tatuado en su espalda y solo los compañeros de vida lucían este símbolo. Desde que llegó a la Tierra había estado con numerosas mujeres, pero según los antiguos pergaminos, los Ancestros solo dotaban a los machos de su especie de esta marca cuando encontraban a la hembra designada a pasar el resto de sus días con ellos.
Dejó caer la camiseta y se volvió frente al espejo. Con las manos apoyadas a ambos lados del lavabo examino su reflejo. Pelo hasta los hombros de color arena, ojos azules, pómulos pronunciados, nariz recta, labios gruesos y hoyuelo en la barbilla. En edad humana aparentaba algo más de una treintena, pero en su alma pesaban sus 125 años reales.
La primera norma impuesta en esta misión era pasar desapercibidos entre los humanos una vez llegaran a la Tierra. Estudiaron a estos seres minuciosamente, sus hábitos, comportamiento, su filosofía de vida y tras unas semanas en este planeta estaban integrados como tres humanos más. Su tiempo aquí seria reducido y optaron por vivir una vida de lujos, fiestas y excesos...lo que llamaban aquí vivir a lo grande. Shedric y él, como tapadera, crearon una empresa de sistemas de seguridad, con su habilidad como Maestro, la cual le permitía influir en las decisiones de las personas, y la profesionalidad del soldado, en poco tiempo todas las empresas de la ciudad disponían de sistemas de seguridad de Skarya's Security. Tyrons prefirió ir por libre y montó un negocio bien distinto el "Placeres de otro Mundo", un club donde aparte de tomar una copa y bailar al ritmo de la mejor música del momento, te ofrecía la posibilidad de hacer realidad cualquier fantasía sexual, ménage, sexo en grupo, voyeurismo y hasta BDSM, en fin, cualquier cosa que tu deseo ansiara en el Placeres podías satisfacerlo. El sexo era un reclamo al que los humanos no se resistían, este negocio le hacía el trabajo de recolector más fácil, y a su vez les hacía a los tres más asequible la alimentación, ya que su raza sobrevivía de la energía extraída de otro ser cuando este llegaba al clímax. No había cabida para sentimientos hacia esta especie, nada les motivaba a mantener relaciones estrechas con los humanos, no significaban nada para ellos, por lo que nada más compartiría sexo salvaje e insustancial, nada de sentimientos y estaba bien para él... hasta anoche.
Llevaban ya cuatro meses en la Tierra y en todo este tiempo ninguna humana enviada a Skarya había engendrado, pero ahora cuando se suponía que la misión había fracasado y su fin estaba cerca, los Ancestros lo habían bendecido concediéndole una compañera de vida, pero esta situación no solo le concernía a él, también Shedric y Tyrons eran partes involucradas, ya que estaban anudados a él desde su nacimiento. Tres criaturas diferentes que por separado carecían de la esencia que formaba a un Skariano y solo su compañera de vida, con la aceptación de cada uno de ellos, uniría todas las partes convirtiéndolo en un macho completo, un ser con cuerpo, corazón y alma.
Como todos los días desde que estaban en la tierra, se reunían en el Club, Tyrons le informaba de las candidatas, lo estudiaban y una vez decidido quien sería enviada a su planeta, borraba su memoria y Shedric las reportaba a Skarya, pero anoche, estando sentados en la zona de mesas de la planta baja, vio a Deborah sentada en la mesa contigua.
Tenía una librería justo enfrente del Placeres y era amiga de Megan, una de las hembras que allí trabajaban. Todos los días la veía cerrar su negocio cuando él acudía a sus reuniones y siempre la deseó, pero el hecho de que aun trabajando su amiga aquí nunca hubiese venido le decía que no sería la clase de chica con la que un Skariano debería estar. Su raza no hacia distinción, si sentían atracción por otro ser era irrelevante a que sexo perteneciera, lo único a tener en cuenta con los humanos era saber parar a tiempo la alimentación para no acabar con su fuerza vital. Eran seres sexualmente muy activos, necesitaban de la excitación, frenesí y desenfreno, de la total sumisión de la otra parte, tanto fuesen hembras como machos tenían que ser abiertos a experimentar todas las delicias que reportaba el acto sexual, entregarse en cuerpo y alma a la hora del clímax y estaba claro que esta chica no era desinhibida sexualmente hablando, sin embargo no podía evitar sentirse atraído por ella. No sabría decir si lo que lo tenía fascinado era su cuerpo de curvas marcadas y pechos generosos, tan distinto al de las humanas con las que solía copular, o su cabello rojizo que a la luz del sol le hacía pensar que con solo tocarlo le quemaría como fuego, o puede que fuese esas dos preciosas esmeraldas que tenía por ojos, pero lo que estaba claro era que su sonrisa lo volvía loco, haciéndole desear devorar sus labios carnosos. Cuando la vio en el Placeres mirándoles no pudo reprimirse e indago en su mente, siendo una sorpresa muy grata descubrir que fantaseaba con él. En un impulso, sin pensarlo tan solo un segundo, la indujo a ir al baño y cuando apareció por el pasillo hizo lo que se juro nunca haría...le dio la orden mental para que practicara sexo con él y no reprimiera sus deseos...y allí, en un rincón del pasillo, copuló con ella y fue la mejor experiencia que alguna vez tuvo en sus 125 años de vida, ninguna hembra Skariana, ni humana, le había hecho sentir lo que Deborah y ahora lo entendía, ella era una elegida de los Ancestros.
Salió al despacho y divisó a su compatriota Shedric mirando por la ventana, Godrimatt carraspeó y Shedric se volteó con semblante serio.
— Shedric tu eres el encargado de llevar a las hembras a nuestro planeta y tus soldados son los responsables de vigilarlas allí —esperaba no levantar sospechas, ya que nunca se había interesado por las hembras— ¿Cómo lo están llevando las humanas?
Shedric lo miró a los ojos y suspiró, temía por su futuro había captado el olor que desprendía un macho cuando ansiaba emparejarse.
— Amigo mío, sabes tan bien como yo que nunca permitirán a una humana permanecer en Skarya como una igual…—se volvió hacia la ventana y cabizbajo prosiguió— Pero ya que estamos a punto de volver si te has encaprichado con alguna humana la puedes llevar como mascota.
Godrimatt apretó tanto los puños que sintió que las manos se le dormían. Como se atrevía tan siquiera a insinuar que su Debby, fuese tratada como una mascota… << ¡Por los Ancestros!, Godrimatt, ya piensas en ella como tuya y solo ha pasado un día>>. Su corazón ya se resentía con solo pensar en su sufrimiento. Para su especie los humanos no eran de valor, el consejo mismo pensaba en ellos como seres inferiores y ahora por sus necesidades solo las hembras seleccionadas se libraban y tan solo porque experimentaban con ellas para sus propios fines. No podía someter a Deborah a un trato de desprecio, siendo rebajada, tocada y follada por quien el Rey quisiera sin poder él y menos ella oponerse. Mirada por todos mientras diera placer, tanto a machos como hembras de su especie y siendo observada cuando alcanzara el clímax. La voz de su compañero hizo que Godrimatt dejara a un lado su reflexión.
— A las hembras que no engendran después de ser apareadas con varios machos, se les da la opción de permanecer en Skarya como mascota si así lo desean y por lo que tengo entendido son la mayoría, sabes que nuestra raza proporciona un placer sin igual a las humanas, alcanzan cotas inimaginables de éxtasis cuando son folladas y el sexo amigo mío es muy tentador para los humanos.
Godrimatt no conocía a Deborah, por lo que no sabía lo que estaría dispuesta a hacer, pero lo poco que descubrió de ella mientras incursionó en su mente le decía que no soportaría tener que llevar collar y correa, sin poder alzar la vista del suelo, teniendo que permanecer de rodillas junto a su amo cuando este se sentara, no pudiendo mirar más arriba de la cintura de nadie, a no ser que su amo lo dispusiera de otra forma, debiendo estar siempre dispuesta a satisfacer las demandas de quien quisiera disfrutar de ella.
— Y las que no acceden a ser mascotas, ¿Cuál es su destino? —sospechaba que la respuesta no sería muy halagüeña.
— Son devueltas a su mundo.
El maestro no lo podía creer, ¡Así de fácil! Siendo así cabía la posibilidad de llevar a su Debby a Skarya y si no salía bien o ella quería irse volverían a la Tierra, porque él no pensaba dejarla aunque ella no aceptara a sus dos partes, tenía claro que prefería vivir incompleto a vivir sin ella.
Shedric por la cara que ponía su compañero mientras cavilaba sabía que su respuesta le había hecho ilusionarse, pero tenía que dejarle bien claro que cual fuese el pensamiento que estaba fraguando en su mente si involucraba a una humana no sería buena idea.
— Ni se te pase por la cabeza llevar a una humana a Skarya con la intención de convertirla en tu pareja porque sabes que no lo lograrás. Y si piensas que si no sale bien volverá a casa sin más confirmas mi creencia de que los maestros no son tan sabios como nos han hecho creer durante siglos…—Se volvió y fijó la mirada en su amigo— ¿Realmente eres tan ingenuo de pensar que dejarían ir a una humana así como así?... Son devueltas a casa, pero antes manipulan sus mentes para borrar todo recuerdo a lo que nosotros se refiere, su mente ya no es la misma, no recuerdan nada, pero su cuerpo sí. Anhelan lo que han tenido es como una droga. La mujer que es devuelta y no sufre de locura, ansia tanto a un macho que se convertirá en lo que aquí llaman una ninfómana y para desgracia de ellas ningún hombre humano podrá nunca saciarla y apaciguar ese hambre, ya no tendrá vida.
— No lo entiendes es más complicado de lo que piensas… —no sabía si sería buena idea confiarle la verdad a Shedric antes que a Tyrons, de los tres era el que más rechazo tenia hacia los humanos, pero no tenían tiempo, pronto tendrían que partir rumbo a Skarya. Debía conseguir que él y Tyrons accedieran a realizar el ritual, para que Deborah le concediera la dicha de convertirle en un ser completo y así poder reclamarla y que fuese suya y el suyo de por vida.
— ¡Complicado, vamos por favor, no me hagas reír! —Y esta vez habló cabreado por la testarudez del Maestro— ¡Tú un Maestro Supremo, uno de los más poderosos! —suspiró, contó hasta cinco y prosiguió algo más calmado—. Te sientes acabado con tan solo 125 años y piensas que no soportaras estar otros tantos igual, ¡Créeme te entiendo! te aferras a lo más cercano y te estás convenciendo a ti mismo que ha llegado la hora de emparejarse y lo más fácil y a mano que tienes que es… ¡una humana! —Esto último lo dijo a gritos, se acercó a él y posó sus grandes manos en sus hombros—, pero Godrimatt, amigo mío, recuerda lo que somos. Fóllate a tantas humanas como quieras, no tienen valor, pero ten bien claro que nunca…..-Godrimatt no pudo resistirlo más.
— ¡Soy su Kiçi y ella mi Qaden!
El despacho quedó sumido en el más absoluto silencio y la carcajada de Shedric retumbó en la estancia haciendo temblar los cristales.
— Por todos los Ancestros Karys, te has vuelto loco.
Su risa no cesaba y Godrimatt no podía aguantarlo más, se giró, subió su ajustada camiseta hasta los hombros y mostro su espalda. En ese mismo instante el silencio reino en la estancia y mirando sobre su hombro Godrimatt pudo contemplar a Shedric, había pasado de la diversión a la sorpresa en una decima de segundo.
— ¿Recuerdas a la chica que estaba anoche en la mesa junto a la nuestra?
— ¡Espera…me estás diciendo que te tiraste a una hembra y ella te ha hecho eso!…mejor dicho ¡Que una despreciable e insignificante humana es tu compañera de vida!
— ¡Sí! Y si mi espalda luce el árbol de la vida solo puede significar que fue elegida y marcada por los Ancestros. Para ellos es una hembra de valor como lo es para mí y por lo que a mí respecta no pondré en tela de juicio sus acciones. Es mi Qaden sin importar si es de la Tierra, de Marte o de Venus, y lo sabes tan bien como yo —. En ese momento Godrimatt ladraba las palabras.
Shedric no sabía que pensar, esto no había sucedido desde hacía cientos de años, todos creían que los Ancestros los habían abandonado. Incluso muchos, incluyéndose él, pensaban que eran viejas fabulas contadas por los ancianos a los jóvenes, en un intento de hacerlos buscar el amor en la hembra y no ser arrastrados por los impulsos animales de la bestia que residía en el interior de cada macho y ahora, al ver el tatuaje en la espalda de su amigo, solo podía pensar en lo retorcidos que llegaban a ser. Tyrons, Godrimatt y él eran las tres partes de un solo ser, cuerpo, corazón y alma, tres compañeros que solo podrían sentirse completos si la hembra elegida los aceptaba, pero por muy caprichosos que fuesen los malditos Ancestros él nunca se rebajaría a aceptar a una humana en su cama y menos en su vida, pero por la actitud de su compañero sabia que este estaría dispuesto a todo por ella.
— Informaré a Tyrons, tenemos poco tiempo. Además me gustaría que hasta que no hable con mis hombres no informaras de nada, pienso verificar si se ha dado algún caso más.
Godrimatt sabía que aunque Shedric no hubiese mencionado a Ariak, era de él de quien no se fiaba, tampoco Godrimatt lo hacía. Sabía que si descubriese que lucía el Skar no tardaría en ir a por Debby, pero si intentaba arrebatarle a su compañera nada lo salvaría de su cólera, aunque eso significaría la sublevación y el principio de una guerra, esperaba que llegado el caso Shedric le apoyara, sería bueno tener de su parte al sanguinario Capitán.
Shedric con la mano en el pomo de la puerta se volvió con una sonrisa en la cara.
— Sabes que te apoyare en todo, siempre lo he hecho y siempre lo haré… y para ello no es necesario que amenace a tu compañera, basta con que tú me lo pidas —.Dicho esto se marchó de la habitación.

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