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LIBERACIÓN

Deseo, pasión, anhelo, apetito. Excitación, ardor, fogosidad, impaciencia. Todo bulle en mi interior, pero ningún sentimiento es mío. Un torbellino de emociones que arrolla mi ser insensible, apático, indiferente.
Mis ojos cerrados me muestran los placeres que me han sido vedados. Cuerpos ensortijados, anudados en el delirio de la extenuación, aborígenes de su verdadera esencia. Siento sus caricias, lentas, apasionadas, también apremiantes y salvajes. Calientan mi fría piel de palidez marmórea erizando cada poro de mi cuerpo, convirtiendo mi sangre, hasta ahora inocua, en un rio de lava ardiente que recorre mis venas desenfrenadamente, bombeando en un corazón inerte, regalándole la vida que nunca le fue otorgada.
Sus jadeos y gemidos embotan mis oídos, un flujo de excitación recorre lo más profundo de mis entrañas. Verdadera música celestial salida de los libidinosos labios que conjuran el más bello cántico mientras cuerpo, mente y alma sucumben al éxtasis. Llega a mí el especiado y sensual aroma de la unión de sus cuerpos y mi boca, esa cavidad árida y vana, un dique que ha sido la contención a la tentación, comienza a resquebrajarse. Se revela a la pasividad en la cual he estado sumido durante milenios. Por sus fisuras se filtra el dulce sabor de su esencia, inundando mis sentidos, arrastrándome a un paraíso desconocido para mí, un Edén que nunca me fue revelado. Me dejo llevar por esa marea cálida y placentera de sensaciones que recorren mi cuerpo y él responde; mi cuerpo responde.
Alzo mi rostro al cielo, apreciando la lenta y acompasada danza que mi nuez de Adán realiza a lo largo de mi tenso cuello, degustando el extraordinario sabor de la pasión. Siento el denso y salado fluido pasando por mi garganta, como lo hace por la de ellos, abrasando cada parte de mí a su paso, llevándose consigo la cordura, trayendo el deleite. Una energía poderosa me invade, recorre todo mi ser, una sensación electrizante que me hace sentir vivo. Mi cuerpo trepida, mis manos tiemblan  y mis piernas flaquean cuando todo ese poder congrega mi sangre, mi ansia y mi más ferviente deseo en un punto de mi cuerpo hasta ahora exánime.
Es el sutil toque de mis dedos sobre mis muslos lo que hace que las comisuras de mis labios se eleven. La suave caricia de mi lengua mojada recorriendo mis labios secos y entreabiertos lo que ensalza mi ansiedad. Mi mano sobre piel inmaculada, concediendo la apremiante y necesitada atención que mi miembro enhiesto y duro reclama, lo que roba el aliento a mis pulmones. Es mi propio deseo,  no sus emociones, lo que percibo, nacen de mí y no puedo resistirme, no quiero resistirme.
Envuelvo mi talle sollozante, una única lagrima perlada evidencia su lloro y, como tantas veces he observado en ellos, no me niego la dicha de poder ofrecer consuelo a tan gloriosa pena. Mano y cadera al unísono se unen en una coreografía sincronizada, lentas embestidas prodigadas a un fuerte puño de suave piel. Mi éxtasis aumenta, mi vaivén se acelera, imágenes encerradas resurgen del fondo de mi memoria. Dolor, sangre, muerte, la verdadera “Puta de Babilonia”, yo blandiendo mi espada, arrebatando la vida por orden divina.
Mi cuerpo trémolo, perceptivo, amenaza con arrojar toda esa energía que me ha estado consumiendo por dentro. Ansioso, ante el encanto de la satisfacción, prodigo una última caricia que terminará con mi espera, siento su llegada. Un grito mudo, estertores de placer, salen de mi garganta cuando mi mano es bañada por la calidez de la eyaculación, trayendo con ella la liberación y laxitud de mi cuerpo, el cual se rinde haciéndome caer.

Apoyado sobre mi rodilla y con la cabeza gacha extiendo mis alas ahora negras y doy la bienvenida a mi nueva condición. Estoy vacio por dentro, ningún lazo me une a él. Yo seré quien forje mi vida, a partir de hoy dejaré de ser su asesino. Vendrán a por mí, lo sé, pero hasta entonces un mundo de placer se alza ante mí y juro por Dios, como que me llamo Miguel, que disfrutaré de él.

3 comentarios:

  1. Una pregunta: ¿Miguel? ¿El Arcángel?...

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    1. Me salieron dos preguntas jajajaja, no lo noté antes.

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  2. ¡¡Si es Miguel el arcangel!! me encanto, aunque en cierta parte creí que estaba con alguien pero resulta que se estaba masturbando.....

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