MI CUENTO DE HADAS
El tacto de sus manos sobre
mi piel trae de nuevo mi mente a esta habitación de hotel. Frente a mí está el
hombre por el cual mis inseguridades traicioneras, que me abordan muchas noches
en sueños, dejan de ser pesadillas para convertirse en lo que yo pensaba era
una entelequia; pero aquí estoy yo, frente a él, dispuesta a que se hagan realidad. Perdida en el cristalino mar
que son sus ojos, pienso en todos los años que han pasado desde que nos
viésemos por primera vez, en todas las cosas que han acontecido desde entonces.
Un súbito escalofrío recorre
mi cuerpo cuando siento el hálito de su aliento cálido sobre la piel de mi
cuello expuesto. La caricia delicada de sus labios se siente como el suave roce
de pétalos de rosa. El sutil deslizamiento de las yemas de sus dedos a lo largo
de mis brazos desnudos eriza mi piel, son una gota de agua para mi sedienta
necesidad, un soplo de aire fresco para mis anhelos, pero a pesar de que mi
cuerpo sucumbe por momentos al deseo, mi mente no deja de evocar esos recuerdos
que jamás llegaron a abandonarme.
Esos días en que mi mundo
giraba en torno a él. Cuando una mirada suya suponía cientos de segundos de
fantasiosos pensamientos y el roce de sus cálidas manos provocaba que mi cuerpo
se estremeciera. Días en los que en silencio imaginé lo que sería sentir sus
labios sobre los míos y sucumbir a sus caricias. Días en los que él realmente nunca
mostró un interés en mí más allá del que siente un amigo por otro.
El tacto frio de las sabanas
sobre mi cuerpo desnudo hace que mi mente recupere la cordura perdida. Estoy en
una habitación de hotel con el hombre que durante años ha ocupado un lugar en
mi corazón, sintiendo su mirada recorrer mi cuerpo expuesto. Una imagen aborda
mi mente; yo tumbada sobre una mesa de billar, con la parte inferior de mi
cuerpo desnuda, esperando al chico al que he decido entregar mi virginidad. El
sonido del envoltorio del preservativo cuando es rasgado solo es velado por mi
respiración sincrónica a la suya, la cual se acelera cuando él repta por mi
cuerpo hasta situarse entre mis piernas, muriendo esta, en mi pecho, cuando su
miembro se abre camino en mi interior, no cejando en sus intenciones pese a ser
un trabajo arduo, hasta estar dolorosamente dentro. En ese momento ya no hay
vuelta atrás, los arrepentimientos y censuras colman mi razón y una sola lágrima
escapa de mis ojos cerrados cuando comienza a embestir a un ritmo errático,
pero satisfactorio para él… solo para él. Han pasado muchos años de aquello y
me vuelvo a encontrar en esa misma situación…
Un cuerpo repta por el mío situándose entre mis piernas. Cierro los ojos fuertemente y mi mente proyecta imágenes nuevas de recuerdos vividos. La imagen de otro hombre que si me entregó sus labios, sus caricias, su amor. Las comisuras de mis labios reflejan la felicidad de mi pensamiento y entonces me doy cuenta de que igual que aquella vez me mentí a mi misma excusándome en el “Ya es tarde, tu lo has decidido así” hoy puedo seguir los dictados de mi corazón, no es tarde, nunca es tarde y un “No” escapa de mis labios esta vez.
Un cuerpo repta por el mío situándose entre mis piernas. Cierro los ojos fuertemente y mi mente proyecta imágenes nuevas de recuerdos vividos. La imagen de otro hombre que si me entregó sus labios, sus caricias, su amor. Las comisuras de mis labios reflejan la felicidad de mi pensamiento y entonces me doy cuenta de que igual que aquella vez me mentí a mi misma excusándome en el “Ya es tarde, tu lo has decidido así” hoy puedo seguir los dictados de mi corazón, no es tarde, nunca es tarde y un “No” escapa de mis labios esta vez.
Soy yo la que ahora repta
sobre la cama para escapar de ese cuerpo ansiado por años. Con premura visto mi
cuerpo con esas prendas que me recuerdan el daño que nos puede hacer el
equívoco y funesto deseo de honrar un inocente y al mismo tiempo erróneo amor de
juventud y abandono esa habitación dejando tras de mí una historia, la cual
solo perdurara por siempre en mi interior, junto a esa colección de relatos breves,
guardados en uno de los anaqueles de la librería que es mi vida. Por primera vez en horas
cuerpo, corazón y alma trabajan al unísono llevándome al lugar donde
pertenezco.
El soplo fresco de la brisa nocturna sobre mi cara me confiere un estado de libertad y me dejo llevar por mi amor de cuento de hadas. El asfalto, mi llanura de pasto verde a recorrer para descansar en brazos de mi príncipe azul y mis piernas, el majestuoso corcel que me llevará hasta él.
El soplo fresco de la brisa nocturna sobre mi cara me confiere un estado de libertad y me dejo llevar por mi amor de cuento de hadas. El asfalto, mi llanura de pasto verde a recorrer para descansar en brazos de mi príncipe azul y mis piernas, el majestuoso corcel que me llevará hasta él.
Mis pulmones amenazan con
estallar, la carrera me deja sin resuello, abriendo mis ojos a la realidad, ya
no soy esa joven que he pretendido querer ser de nuevo en esa habitación de
hotel.
El teléfono móvil suena y mi
mente tarda unos segundos en reaccionar. Mi respiración esta acelerada y si
contesto ahora pensará que algo ha sucedido, nunca lo que en realidad ha estado
a punto de pasar, pero de no contestar su preocupación será mayor, por lo que
exhalo un suspiro en un intento por moderar mi respiración y atiendo su llamada.
— ¿Te queda mucho para
llegar?... Andrea quiere darte un beso de buenas noches antes de irse a dormir.
Se aguan mis ojos, mi labio
inferior comienza a temblar y yo lo muerdo en un intento por contener los
sollozos que arañan mi pecho, deseosos por salir.
— No… cariño, estoy…
llegando —. Es todo lo que puedo musitar en el estado en que me encuentro.
— Vale, te esperamos
despiertos entonces, un besito guapa.
Cierro mis ojos y una lágrima
escapa de ellos en el mismo instante que la línea queda muerta. Esta noche
seguramente mis eternas inseguridades me llevaran de nuevo a esas diversas pesadillas
en las que todo se resume a su abandono, pero cuando la recurrente pesadilla
instigue mis sueños, al despertar a la mañana siguiente, sabré que no son
debido a la creencia de no estar con la persona correcta como tantos años he
pensado, si no por temor a perder a la única persona correcta para mi vida.
Reanudo mi camino, ahora
algo más calmada, deseando llegar a casa cuanto antes para reunirme con mi
familia. Un caballero de brillante armadura, que me ha rescatado de caer en las
garras de la malvada bestia de la infelicidad, y una pequeña y preciosa princesa de largos cabellos rubios me esperan para hacer realidad mi sueño
desde niña… vivir mi propio cuento de hadas.
¡Oooh hermoso relato Charo! aveces buscamos el amor, aunque este se encuentre frente a nosotros.
ResponderEliminarPrecioso, Charo!! Es para reflexionar, eh?
ResponderEliminarMuy bien escrito, a pesar de utilizar giros más o menos complicados para expresar lo que quieres, es muy fluido, y ambas características le confieren encanto.
A ver si es verdad que vuelves al día a día y nos deleitas más a menudo! :)
Besoteee!